domingo, 3 de octubre de 2010

La logia de la libertad

San Martín, Bolívar, O'Higgins y otros próceres americanos abrazaron a la masonería en Cádiz como instrumento emancipador de América.

Ahora que América sangra de nuevo por la herida de la libertad, el tiempo, doscientos años de nada, vinculan la independencia de los pueblos con sociedades secretas integradas por insignes libertadores, hoy estatuas con vida propia, que tomaron Cádiz como cuartel general de las ideas, las intrigas, la unión del movimiento, la gran reunión americana que ayer mismo salvó los muebles en Ecuador y hace dos siglos inauguró una nueva etapa mediante las logias masónicas de Cádiz y Lautaro, tanto monta. Bienvenido al Masón de las Américas, larga vida a la memoria de los sesenta y tres diputados criollos de las Cortes de Cádiz, cuando la Pepa cogió el camino del mar.

La logia de Cádiz, novela histórica del argentino Jorge Fernández Díaz, describe el coraje de San Martín, las traiciones a la Corona de un grupo de españoles, por no hablar de las puñaladas de Fernando VII a los héroes de ambas orillas y el levantamiento de 1808. Ya no había España posible, la logia número 3 de Cádiz se convirtió en instrumento perfecto para trasladar a América la violada España ilustrada, inspirándose en las revoluciones francesa y anglosajona. Nunca hubo más masones por metro cuadrado. Cádiz, la esquina del viento, punto de encuentro, donde vivieron y conspiraron José San Martín, Simón Bolívar o Bernardo O'Higgins. Este último, libertador chileno, fue tutelado, ya en Londres, por el venezolano Francisco de Miranda, precursor de la independencia americana y fundador de la Gran Reunión Americana de masones por un mundo nuevo, nada que ver con el nuevo mundo. La logia lautariana tomó su nombre en honor del caudillo mapuche que se sublevó en revuelta infructuosa contra los españoles en el siglo XVI. Toda una red de sociedades masónicas que cobró forma hace justamente doscientos años.

San Martín permaneció en Cádiz hasta septiembre de 1811. Bolívar conoció a O'Higgins en Cádiz. La relevante logia masónica gaditana tejió posturas comunes con otras sociedades de París, Filadelfia, Caracas y Buenos Aires, e influyó directamente en la creación de la logia número 7 de Londres. Por la liberación americana. Dicen que aún perviven clubes secretos de masones por estos lares, algunos políticos se lo tienen muy callado, la fama de los masones recibió duros varapalos durante la dictadura franquista, que los relacionó con el diablo y con los enemigos de la patria, sin reconocer sus virtudes. Masón era un insulto, incluso un estigma consignado en los pasaportes de los españoles del bando republicano apresados durante la Guerra Civil. La historia relata otras cuestiones, habla de libertad, de viajes de costa a costa, de independencia, así que La Pepa también paraba en el Masón de las Américas.

Cuentan los libros de historia, no obstante, que algunos de los próceres americanos, por no decirlo más relevantes, se abrazaron a las logias masónicas por pura necesidad, y las utilizaron como instrumento para sus ansias de libertad. Se conocieron en Cádiz, lindo lugar del mundo redondo, San Martín, de Corrientes a Bailén, de Cádiz a Londres, de Europa a la lucha americana. Cádiz fue polo de atracción de jóvenes militares como él. Corría el año 1808 cuando San Martín fue iniciado en la logia gaditana, siendo Francisco María Solano, marqués de Socorro, capitán de Andalucía y gobernador civil y militar de Cádiz. Los masones americaron rindieron tributo al héroe nativo consagrado en La Araucana. Hoy, los americanos vuelven a unirse en defensa de la libertad, cuando ni siquiera la lógica tiene ya secretos para el mundo.

Octubre, Cádiz, Diario de Cádiz
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Fuente: Rosas & Mosquitos.